El sentir del terapeuta gestalt como herramienta

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En el post de este mes quisiera hablaros acerca del terapeuta gestalt, de cómo la Terapia Gestalt no excluye al terapeuta y su sentir en la técnica de intervención, sino que lo incluye entendiendo que una de sus mejores herramientas de trabajo es él mismo con sus limitaciones y sus potencialidades. El terapeuta es alguien de carne y hueso, es alguien que siente dolor y alegría. En los años en los que me formé tuve que hacer terapia, explorar ampliamente mis fantasmas, angustias, manipulaciones, sombras y luces antes de ni siquiera pensar en poder acompañar a otros en ello. Actualmente, para mi es también muy importante el espacio de supervisión, donde nos continuamos nutriendo y podemos revisar nuestras intervenciones terapéuticas y aquellos aspectos que nos limitan, o que vivimos como limitantes, para nuestro ejercicio profesional y personal.

Quisiera hablaros de cómo en las sesiones de terapia nuestro trabajo como gestaltistas está en dejarnos sentir, reconocer y poder expresar lo que nos pasa si va a ser útil para nuestro cliente. Para mí, uno de los primeros pasos es poner atención a mi propia respuesta emocional frente a lo que el cliente expone o actúa en su lenguaje corporal (postura, tono, gesticulación, expresión, etc.), registrar la propia respuesta emocional frente al cliente tiene efecto. Poder expresarle aquello que nos ocurre con lo que él nos muestra permite establecer un marco de lo presente aquí y ahora y nos permite proponer diferentes líneas de intervención terapéutica en el momento presente, aporta realidad y presencia, y ello implica vivencia que se puede explorar en la sesión y ver como el cliente se actualiza, vivifica aquí y ahora lo que hay y a la vez se transforma en lo que es.

Poniendo de ejemplo uno de los trabajos con polaridades, el caos y el control, pude sentir la dificultad de mi cliente en el fluir y su incomodidad en dejarse estar en el caos, en aquella parte que le era y me es también desagradable. Poder revisar y trabajar mi propio caos y control en mi espacio de supervisión me aporta luz sobre mis sombras o partes que no quiero reconocer tener, me facilita poder acompañar a mis clientes en futuros trabajos durante las sesiones de terapia individual con la silla vacía dónde les invito a sentir en primera persona aquellos aspectos de su vida que son polares y les resultan inquietantes, con el fin de sentir y ver el otro polo, sentir cuál es la buena intención de la polaridad negada o que se quiere excluir del sentir por dolorosa o molesta que nos resulte a veces.

Para Perls las tareas más importantes del terapeuta son apoyar lo genuino y confrontar lo falso-evitativo, entendiendo por confrontar el poner a una persona o una cosa, material o inmaterial, frente a otra para compararlas u oponerlas entre sí. Además, la gestalt también nos invita a recordar que ningún evento sucede aislado por lo que resulta más útil profundizar en el cómo de la experiencia en el momento dado, que en el porqué de esta.

Y por otro lado como terapeuta gestalt también creo en la autoregulación organísmica de la persona, en la necesidad de la persona de encontrar la armonía en una situación dolorosa o de conflicto, incluso antes de haber aprendido conscientemente de dicha situación o de haberse resuelto, para mí el hecho de estar ya en la consulta forma parte de la búsqueda de restauración del equilibrio en la persona, de esa innata autorregulación organísmica que busca restaurar el bienestar del individuo y su sistema.

Parafraseando a Claudio Naranjo en relación a la intervención específica en sesiones quiero compartiros unas palabras que me acompañan en mis sesiones: “ el terapeuta gestáltico le da más valor a la acción que a las palabras, a la experiencia más que a los pensamientos, al proceso vivo de la relación terapéutica y al cambio resultante de ella, más que a las creencias influyentes…” o cómo decía el autor Paco Peñarrubia la actitud de ser uno mismo como Perls lo entendía: estar aquí y ahora, estar consciente y ser responsable de las propias acciones y emociones. Para mí entrar en contacto conmigo misma durante las sesiones también me implica entrar en contacto con el otro y viceversa.

Y finalmente, también me gustaría poner la atención en uno de los conceptos que hacen referencia al vacío fértil, donde como terapeutas podemos encontrar un apoyo en momentos de mucha intensidad y en que estando en este punto medio de no saber damos espacio al otro y a nosotros mismos como terapeutas, aunque nos resulte incómodo. Se trata del concepto “indiferencia creativa o punto cero” de Friedlaender, es la teoría de que todo evento se relaciona con un punto cero a partir del cual se realiza una diferenciación de opuestos. Estos opuestos manifiestan una gran proximidad entre sí. Al permanecer atentos al centro, podemos adquirir una capacidad creativa para ver ambas partes de un suceso y completar una mitad incompleta.

Como habéis podido observar para la Terapia Gestalt el propio terapeuta es la mayor herramienta del proceso y nos invita a dejarnos sentir y resonar, así como a recordarnos que se trata de una relación real entre dos personas con roles diferentes que marcan posiciones diferentes, ya que antes de acompañar al otro ya hemos sentido en nuestro caminar lo polar del vivir y el sentir y nuestro mejor marco es el presente, el aquí y ahora.

Terminaré con unas palabras de Fritz Perls que me resultan alentadoras. Feliz cambio de estación a todos.

“Las emociones negativas son ciertamente esenciales para la dicotomía de la personalidad. No sólo tenemos el deber de exponerlas, sino también de transformarlas en energías cooperadoras”.

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