Qué es la Terapia Gestalt

Algunos de sus conceptos básicos son:

• El aquí y el ahora: todo existe en el presente y el ahora es el presente. El pasado ya se fue, el futuro aún no llega. Cuando estamos sintiendo, pensando, recordando (pasado) e incluso anticipando (futuro), todo ello lo hacemos desde el presente. Como decía Fritz Perls, la angustia es la brecha que hay entre el ahora y el después.
• Darse cuenta: Es entrar en contacto, natural, auténtico, espontáneo, en el aquí y ahora, con lo que uno es, siente y percibe. Incluso cuando aquello que sentimos nos resulta desagradable y doloroso.
• Responsabilizarse: Cuando me doy cuenta de lo que me sucede aquí y ahora, me hago cargo de ello, es decir, me responsabilizo. Ello implica tomar una decisión de forma consciente en relación a lo que me pasa y, en gestalt, no tomar ninguna decisión, es también una decisión en si misma.
• Ciclo de la experiencia: También conocido como el "Ciclo de la autorregulación organísmica", pues se considera que nuestro organismo sabe lo que nos conviene y tiende a regularse por sí mismo. Entre las diversas fases que conforman el ciclo se pueden formar autointerrupciones. Un ciclo interrumpido es una gestalt (situación) inconclusa y la neurosis es vista como un conjunto de gestalts inconclusas.
• La relación terapéutica: Dentro del proceso terapéutico, se da un encuentro entre el cliente y el terapeuta basado en una relación Yo – Tú, es decir, Nosotros. En la relación Yo - Tú el terapeuta acepta en toda su totalidad al cliente y su experiencia fenomenológica, le invita a descubrirse y aceptarse, así como a integrar todas las partes de su personalidad de forma responsable y consciente.
• La importancia del auto-apoyo frente al apoyo externo que tiene la persona. “El proceso terapéutico consiste en pasar de la necesidad de apoyarse en otro a la capacidad de apoyarse en uno mismo“ Fritz Perls.
• Hablar en primera persona: Habitualmente solemos utilizar la 2º o 3º persona para referirnos a nuestro cuerpo, a nuestras acciones o emociones: "Me causas pena" en lugar de "Yo siento pena". Con el lenguaje en primera persona aprendemos a identificar mejor la conducta y a responsabilizarnos por ella, pasando de sujeto pasivo a sujeto activo.
• Cambiamos el "no puedo" por "no quiero": Esto es ser asertivo, de esta forma asumimos las consecuencias de nuestra decisión, para lo cual un honesto "no quiero" es más adecuado que un evasivo “no puedo”.
• Cambiamos el "Por qué" por el "Cómo"/”Para qué”: Al preguntar “por qué” lo único que se conseguimos es una racionalización o explicación, nos aleja del aquí y ahora y nos introduce en el mundo de la fantasía; nos saca de lo obvio para teorizar. Si preguntamos el cómo/para qué, estamos mirando la estructura, estamos viendo lo que ocurre y buscando un entendimiento más profundo del proceso.
• Cambiamos el "Pero" por el "Y”: El “pero” desautoriza o niega lo anteriormente dicho, con la conjunción “Y” integramos en lugar de disociarnos, nos permite integrar emociones, sentimientos y/o estados que pueden ser polares sin necesidad de excluirlos.